Fué, desde muy temprana edad, un prodigio. Con menos de diez años bromeaba en griego clásico con su padre, y amenizaba reuniones con demostraciones de su extraordinaria memoria, que le permitía recitar páginas enteras de listines telefónicos tras breve lectura. Con el tiempo, la fascinación por los problemas de hidrodinámica le llevará al estudio de ecuaciones de imposible resolución analítica, lo que le conduce a profundizar en el diseño de máquinas que puedan calcular soluciones numéricas...
29 octubre 2011