por Saul RAMOS-SÁNCHEZ
A finales del siglo XIX, la física parecía completa. Casi todos los fenómenos físicos eran descritos por la gravitación Newtoniana, el electromagnetismo y la termodinámica. En la descripción del universo, solo un par de "detallitos" rompían la perfección de la física: el efecto fotoeléctrico, la longevidad del sol y el escurridizo éter, entre otros. Fueron precisamente estas preguntas abiertas las que condujeron finalmente a la violenta irrupción de la relatividad de Einstein y de la mecánica cuántica, teorías que rompieron con todos los esquemas conocidos y establecieron las reglas de una nueva forma de ver y entender lo que nos rodea en términos de geometría y probabilidad.
(Quinto capítulo del libro "Fronteras de la Física en el Siglo XXI", editado por Octavio Miramontes y Karen Volke)21 diciembre 2013