Desde su invención en el siglo XVII, nadie duda del papel insustituible desempeñado por el cálculo infinitesimal en sus dos vertientes, integral y diferencial, ya sea en el campo de la matemática pura, o en su aplicación a la física como herramienta óptima para formalizar el comportamiento dinámico de la naturaleza. Sin embargo, no son tan conocidos los escollos con que tropiezan los intentos de aquilatar las condiciones de diferenciabilidad de los espacios, o más rigurosamente,las variedades, cuya dimensionalidad resulta más interesante en la descripción del mundo físico.
Publicado originalmente en la revista Números, Vol 79, marzo 2012, pags 71-8021 agosto 2021